DESPUÉS DE LA COUBRE


Por: Eduardo Rosero Pantoja
En memoria eterna a las víctimas del atentado (1960) contra del barco francés surto en La Habana. Otro de los crímenes impunes de la CÍA, contra Cuba y el mundo.

Muchos tenemos un barco que han volado
los enemigos arteros o el destino
y  fue tanto el trauma que causaron,
que su recuerdo nos marcó un camino.

Vinieron las batallas contra el sino,
dolores y fracasos, ya sin cuenta,
hasta entender que el golpe no es castigo
es sólo un episodio de una vuelta.

La lucha diaria nos sacará del fango,
del marasmo mental o del hartazgo,
de la desesperación y el negro hastío.

Porque la lucha nos comporta el brío,
que ha de generar el liderazgo,
por cierto, colectivo, sin más plazos.
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