LA QUEJA DEL GORRIÓN
Por: Eduardo Rosero Pantoja
Cae la lluvia
y dice el gorrión
del frío inclemente,
que en su cuerpo,
tan hondo siente:
“¿Es culpable el árbol pelado?
¿La nación, el país, el Estado?
¿La república, el virreynato?
¿El Imperio Chibcha, con su Zipa y Zaque’
¿Bachué, Bochica, Kemuenchatocha o Uguaque?
¿Quién Diablos va a responder
por el frío que siento en mi piel,
en mis huecitos,
en mi alma?
Porque los gorriones
tenemos alma,
inteligente e inmortal,
singular, física y material,
nuclear, radiante y angelical.
Tenemos todo en uno:
de animal, vegetal,
mineral y celestial.
Tenemos alas como los ángeles,
sexo como los hombres
y, derecho a cielo, como los dioses.
*****
Cae la lluvia
y dice el gorrión
del frío inclemente,
que en su cuerpo,
tan hondo siente:
“¿Es culpable el árbol pelado?
¿La nación, el país, el Estado?
¿La república, el virreynato?
¿El Imperio Chibcha, con su Zipa y Zaque’
¿Bachué, Bochica, Kemuenchatocha o Uguaque?
¿Quién Diablos va a responder
por el frío que siento en mi piel,
en mis huecitos,
en mi alma?
Porque los gorriones
tenemos alma,
inteligente e inmortal,
singular, física y material,
nuclear, radiante y angelical.
Tenemos todo en uno:
de animal, vegetal,
mineral y celestial.
Tenemos alas como los ángeles,
sexo como los hombres
y, derecho a cielo, como los dioses.
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