DON OTTO (Bambuco)
Letra y música: Eduardo Rosero Pantoja
Al doctor Otto Morales Benítez, en el homenaje nacional que le rinde el
Instituto Cultural León Tolstoi, el 24 de noviembre de 2011 con motivo de su nonagésimo primer aniversario
En la infancia yo oí que había un señor,
que sabía muchas cosas y escribía mejor,
que había sido estudiante por allá en Popayán,
que pasó a Medellín y llegó a Bogotá,
donde se radicó y a ser grande llegó.
Luego que crecí ya pude leer,
con enorme gusto, lo que escribía él:
sobre su región, sobre la nación
y hablaba de paz
con el corazón.
Buen ministro fue
y fue senador
que hizo leyes justas
para la nación,
para el labrador,
el trabajador,
que aún se recuerdan,
son leyes de honor.
Luego lo conocí, en un día feliz,
que un amigo me dijo: don Otto está aquí,
tienes que conocerlo, él ya sabe de ti,
vamos al Monasterio, a ocho cuadras de aquí,
lleva tiple y guitarra, si él no toma, yo sí.
La velada fue, como es en el sur:
con risas y cantos, bajo el palio azul,
para hablar de todo, menos de los santos,
hay problemas tantos,
sin salida aún.
Desde Popayán
guardo esa amistad,
que valoro tanto,
como una heredad,
mas yo sé que nunca
se marchitará,
por más que los tiempos
nos quieran borrar.
*****
Al doctor Otto Morales Benítez, en el homenaje nacional que le rinde el
Instituto Cultural León Tolstoi, el 24 de noviembre de 2011 con motivo de su nonagésimo primer aniversario
En la infancia yo oí que había un señor,
que sabía muchas cosas y escribía mejor,
que había sido estudiante por allá en Popayán,
que pasó a Medellín y llegó a Bogotá,
donde se radicó y a ser grande llegó.
Luego que crecí ya pude leer,
con enorme gusto, lo que escribía él:
sobre su región, sobre la nación
y hablaba de paz
con el corazón.
Buen ministro fue
y fue senador
que hizo leyes justas
para la nación,
para el labrador,
el trabajador,
que aún se recuerdan,
son leyes de honor.
Luego lo conocí, en un día feliz,
que un amigo me dijo: don Otto está aquí,
tienes que conocerlo, él ya sabe de ti,
vamos al Monasterio, a ocho cuadras de aquí,
lleva tiple y guitarra, si él no toma, yo sí.
La velada fue, como es en el sur:
con risas y cantos, bajo el palio azul,
para hablar de todo, menos de los santos,
hay problemas tantos,
sin salida aún.
Desde Popayán
guardo esa amistad,
que valoro tanto,
como una heredad,
mas yo sé que nunca
se marchitará,
por más que los tiempos
nos quieran borrar.
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