AL CARNAVAL DE RIOSUCIO (Rumba criolla)

Por: Eduardo Rosero Pantoja
En honor al doctor Otto Morales Benítez en su nonagésimo aniversario

Riosucio, Caldas, de Carnaval,
el Diablo alegra a la ciudad,
el pueblo llega hasta el furor,
se olvida pronto de su dolor.

No es este Diablo un tipo malo,
ni es Anticristo ni Diablo blanco,
es un Diablillo muy bondadoso,
mestizo o negro y muy gozoso.

Este es un Diablo inteligente,
que da respuesta siempre a la gente,
la aleja pronto de sus angustias,
le dice todo lo que le gusta.

Él es espírutu de la danza,
que inspira hondo al que baila y canta,
prepara y templa bien los oídos
y el cuerpo adiestra entre mil sonidos.

Este es el Diablo de escritores,
poetas locos y trovadores,
que acaba de una con su tristeza,
su soledad, sed y pobreza.

No es un ídolo este Diablo
ni esta fiesta es en su honor,
es una fiesta riosuceña,
de un tiempo alegre que es anterior.

No es este tipo un Diablo cualquiera
ni mucho menos un ser mañoso,
como esos bichos que tiran piedra
y luego esconden su mano fiera.

El Diablo cuida de esta fecha,
vigila el mismo que no haya muertos,
este es un Diablo sin rojo infierno,
sin llamas largas de fuego lento.

Los niños cantan el Himno al Diablo
y entonan juntos su ¡Salve! ¡Salve!,
mucho tiempo antes de decir mama,
porque lo llevan allí en su sangre.

Al Diablo alegre del Carnaval,
Colombia debe siempre mirar,
yendo a Riosucio a bailar en paz,
dejando guerras de no acabar.

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