EL ÁRBOL DEL MAL
Por: Eduardo Rosero Pantoja
“Sembremos nuevos árboles
¿La tierra nos convida?”
Qué dolor me da escribir,
esto que hoy voy a decir.
En mi país todo es objeto de mafia:
toda la biota, el agua, el sol y el aire,
hasta la sombra que dan los árboles,
sus flores, sus frutos, sus semillas,
su tronco, sus ramas, sus copas,
sus cortezas, su savia y sus raíces.
Todo árbol -respetable criatura-
lo han convertido en objeto de lucro,
que profanan, que cortan y explotan.
Si el árbol está enhiesto lo venden
“vivo o muerto”, con su léxico craso,
de redomados bandidos, de hampones.
Lo cortan con la misma motosierra
con que destrozan gente inerme en la plaza
y se llaman a sí mismos (se autodenominan)
“motosierristas profesionales”, (aucé)
o “héroes de Tolovᨠo de Sonsón.
La Colombia despistada, ignorante,
mucho esperó de estos matarifes.
rojo carne o rojo sangre y ojo rojo,
de estos mercenarios, agentes del mal,
instrumento ciego de los ricos,
aquellos seres que nunca duermen,
porque siempre los desvela el dinero,
que cuentan en las noches de metralla,
noches de hambre, de terror y de miedo.
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“Sembremos nuevos árboles
¿La tierra nos convida?”
Qué dolor me da escribir,
esto que hoy voy a decir.
En mi país todo es objeto de mafia:
toda la biota, el agua, el sol y el aire,
hasta la sombra que dan los árboles,
sus flores, sus frutos, sus semillas,
su tronco, sus ramas, sus copas,
sus cortezas, su savia y sus raíces.
Todo árbol -respetable criatura-
lo han convertido en objeto de lucro,
que profanan, que cortan y explotan.
Si el árbol está enhiesto lo venden
“vivo o muerto”, con su léxico craso,
de redomados bandidos, de hampones.
Lo cortan con la misma motosierra
con que destrozan gente inerme en la plaza
y se llaman a sí mismos (se autodenominan)
“motosierristas profesionales”, (aucé)
o “héroes de Tolovᨠo de Sonsón.
La Colombia despistada, ignorante,
mucho esperó de estos matarifes.
rojo carne o rojo sangre y ojo rojo,
de estos mercenarios, agentes del mal,
instrumento ciego de los ricos,
aquellos seres que nunca duermen,
porque siempre los desvela el dinero,
que cuentan en las noches de metralla,
noches de hambre, de terror y de miedo.
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