BUENAVENTURA


Por: Eduardo Rosero Pantoja


A todos los bonaverenses, dignos de mejor suerte.

Al padre José Vicente de Roux, emisario de la paz.


Buenaventura y caney,

de las barracas, yo lo sé,

de la pobreza, sin fin

y del mísero existir.


Tanta injusticia hay allí,

que da vergüenza decir,

que colombiano yo soy

y que de rumba me voy.


Esta insensible nación,

desde siempre se burló,

del habitante que vio,

en la bahía a pleno sol.


De estibador en el puerto,

de vendedor en la calle,

de pescador, mar adentro,

de agricultor en el Valle.


Toda la jungla hoy grita,

desde su entraña aguerrida,

que explotará en mil pedazos,

con la rabia que ella anida.


Todos los ríos de la selva,

estarán en la conjura,

para ahogar a aquellos truhanes,

que oculta su espesura.


Pero hay que ir a las causas,

de la crisis permanente

y no irse por las ramas,

con limosnas a la gente.


Hace falta que haya leyes,

que haga el pueblo empoderado,

cuando ocupe las curules,

de la cámara y senado.


La dignidad de los negros,

va del puerto hasta Marte,

esa es Buenaventura,

no puedes equivocarte.


Y sus marimbas de chonta,

ese piano de la selva,

cantarán plena victoria,

antes que el mundo se pierda.

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