EL SALADO



Eduardo Rosero Pantoja

En homenaje a las víctimas de la matanza,

 ejecutada por paramilitares, entre el 16 y el 19 de febrero del año 2000


En la aldea de El Salado, 

muy cerca del mar Caribe, 

todavía huye la gente,

de la raza Coralibe.


Mataron a una centena,

corrieron a cuatro mil

y hay decenas poblados,

desiertos, por obra vil.


De unos cuantos potentados,

de la banca y el comercio,

que pagaron mercenarios,

para que maten al pueblo.


Para que violen mujeres

y aterroricen a niños,

para que en ellos no quede,

ganas de vivir la vida.


Y esto se lo contamos,

a los hermanos-vecinos,

que aquí no les interesa,

que se sepa de asesinos.


Presidente había entonces,

Pastrana era su apellido, 

se la pasaba en aviones,

visitando a los gringos.


El guión se lo dieron ellos,

se llamaba Plan Colombia, 

de sumir al país entero,

en el caos y la anomia.


Para luego inyectarle,

más equipos y más tropas,

mandadas por generales, 

todos gringos ¡cosa poca!


Contra el pueblo alzado en armas,

en el campo tan sufrido,

desde selvas y montañas,

dando ejemplo al citadino.


Hoy se cumplen veintiún años,

de la terrible matanza,

que a  pocos les dice algo,

el resto sube de panza.


Contaban horrorizados,

algunos sobrevivientes,

que aquellos matarifes,

tocaban los instrumentos.


Que sacaron de la casa,

llamada Casa del Pueblo,

profanando el legado,

que dejaron los abuelos.


Aquí no ha pasado nada,

los medios ni lo recuerdan,

tampoco lo comentaron,

en las noches de tragedia.


Cuatro días de degollina,

de humillación a la gente,

de violaciones a niñas

y un ejército indolente.



Aquí no ha pasado nada,

en las ciudades hay calma,

las tiendas están repletas

y no hay dolor en el alma.


Es el fascismo corriente,

que aquí lo implantó Laureano

y siguieron al dedillo,

potentados de ambos bandos.

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