DUDA PRECOZ
Por:
Eduardo Rosero Pantoja
De mi abuela a una criada:
-¡Repite!:
“Padre, Hijo y Espíritu Santo, tres personas distintas y un solo Dios
verdadero”.
-¡Ay,
señora! Como para no creerlo.
De niño yo pensaba
que, de verdad, existía el Dios Trino
y que podía escribirles
al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
Pero pronto constaté que ellos no tenían
dirección postal
(y en la era del internet, tampoco tienen
correo electrónico ¡qué falla!).
Niño precoz,
formado por mi madre
y por mi abuela, maestra de escuela,
a mis cuatro años yo sabía o maliciaba,
que Dios no existía, ni único ni trino,
y que mi abuela entraba en ese juego
de pretender afirmar su existencia,
sólo por mantener las apariencias,
de mostrarse creyente,
toda una mamá señora*,
continuadora de una tradición:
la española, de cruces y sotanas,
de catecismo Astete,
de la doctrina reaccionaria
del mismísimo Vicente Ferrer
(santo católico, de contera),
teórico de la Inquisición,
perversa institución eclesial,
de refinadas torturas e infames ejecuciones,
convertida en vergüenza de la humanidad,
por los siglos de los siglos,
una especie de Abu Ghraib,
primero implantada en Europa
y luego en nuestra Cartagena de Indias.
*****
*mamá
señora, la abuela (Nariño).
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