COMENTARIOS HISTÓRICOS Y FILOLÓGICOS, A PROPÓSITO DE LA CANCIÓN RUSA “LOS TRES TANQUISTAS”
Por: Eduardo Rosero Pantoja
Así como en los años 20, el gobierno ruso, presidido por
Lenin, consideró el cine, como el mejor instrumento para la divulgación de la
ideología socialista, durante la “Guerra
Patria”, la canción revolucionaria, tuvo que cumplir con el mejor papel
pedagógico dentro de las tropas y la retaguardia, compuesta por mujeres,
ancianos, niños y minusválidos, que ayudaban a sostener la economía del país,
en particular, la industria militar, mientras los hombres en edad de servicio,
peleaban en los frentes.
La traducción de la canción rusa “Los tres tanquistas”, amerita unos comentarios históricos y filológicos. Mientras yo estudiaba en la Universidad de La
Amistad de Los Pueblos, en los años 60, tuve la oportunidad de compartir
experiencias de vida con Nikolái Grigórichev, estudiante de ingeniería, quien
había prestado servicio militar en el ejército soviético, durante un quinquenio,
en calidad de tanquista. Cualquier duda
que me surgía sobre los tanques rusos, que veía en las películas documentales,
sobre la segunda guerra mundial (“Guerra Patria”, en cuanto atañe a los rusos),
me la solucionaba mi compañero Nikolái.
Inmediatamente después del triunfo de la Revolución de
Octubre, la Rusia soviética, fue bloqueada e invadida por 13 países extranjeros,
incluidos, Estados Unidos y Luxemburgo.
Todo tipo de alimentos y medicamentos, dejó de ingresar a Rusia, ni qué
decir, de la tecnología civil y militar.
Su gobierno tuvo, literalmente, que reinventar el automóvil, el tren, el
avión y el tanque. Se le dificultó, en extremo,
la extracción del petróleo en la región de Bakú. Winston Churchill, político, que bien
entendía la proyección del proceso revolucionario ruso, anunció por esos años,
que “había que ahogar en sangre, a esa
revolución, en su cuna”.
Sólo hacia 1924, pudo la Unión Soviética, tener una
representación diplomática en Europa Occidental, justamente en Noruega, a la
cabeza de Aleksandra Kolontái. Desde
los años 30, los asesores militares de Stalin, le aconsejaron crear “un tanque universal blindado y mejor
armado”, el mismo que vino a producirse en los años 40. Este tanque se desempeñó, a las mil
maravillas, en el frente occidental (Alemania), suroccidental (Bielorrusia), meridional
(Ucrania y Cáucaso), oriental (Japón), bajo el mando de generales y mariscales
de la talla de Gueorgui Zhúkov, Rodión Malinovski, Semión Timoshenko,
Konstantín Rokossovski, Iván Kóniev, Kliment Voroshílov y Alexander Vasilevski,
todos bajo el comando supremo del generalissimus Iósif Stalin. En la canción “Los tres tanquistas”, queda claro, que por más potencia de fuego
que tenga un tanque, de nada serviría, si no se tienen los servicios de buenos
espías, “los cuales hacen el 50% del
trabajo de la guerra”, tal como lo dice el niño espía de 11 años, en la
película “La infancia de Iván”, del
cineasta ruso Andrei Tarkovski.
El tanque T-34, se convirtió en algo entrañable para los
soldados y militares rusos, el cual, a pesar de haber sido superado por otros modelos,
sigue siendo un arma de combate eficiente y temida por los enemigos. Para los rusos, es el tanque emblemático de
su victoria sobre el nazi-fascismo, en una guerra justa de liberación, que les
ayudó a salvar a su patria socialista de la esclavitud, que intentó implantar
el imperialismo mundial, por medio de Hitler y Mussolini.
El tanque T-34, se llama así, en memoria del año en que se
iniciaron los nuevos desarrollos de la técnica militar soviética, a partir de
fábricas de tractores. Los componentes
de este tanque, se fabricaron en las ciudades de Járkov, Leningrado y Moscú y
el primer tanque de este tipo, salió de la fábrica de Járkov en 1940. En el frente de Europa Oriental, lo mismo que
en Leningrado, Bielorrusia, Ucrania, Stalingrado y especialmente en Kursk, la
participación de los tanques T-34, fue definitoria. En esta última ciudad, intervinieron cerca de
5.000 tanques, de la parte soviética, inclinando a su favor, la balanza de la
guerra.
La participación de más de 3.700 tanques T-34, en el frente
asiático, contra el Japón, fue de extraordinaria importancia, junto a la de
otras armas. La paliza que los
soviéticos le propinaron a las huestes japonesas en Manchuria, fue de tal
magnitud, suscitó el siguiente comentario del escritor de origen nipón, Tsuyoshi
Hasegawa: "El ingreso de los
soviéticos en la guerra empujó a los japoneses a rendirse mucho más que las
bombas atómicas porque acabó con cualquier esperanza que pudiesen tener de
poner fin a la guerra…”. La ocupación de Manchuria, por parte de
los soviéticos, contribuyó a la rendición del Japón, lo cual marcó el final de
la segunda guerra mundial.
Mi traducción de la canción rusa, “Los tres tanquistas”, es una versión, en la cual se ajustan las
palabras y las sílabas, de tal manera, que el acento prosódico coincide con el
acento musical de cada verso. La
traducción de canciones rusas, para el canto en español, es una experiencia que
he acumulado por años y tengo en mi haber un repertorio de unas veinte
canciones, que he cantado en diversas presentaciones públicas académicas,
acompañado de mi guitarra.
Comentando la parte estética de la canción “Los tres tanquistas”, diremos, que el
poeta Borís Láskin, utiliza interesantes metáforas: por ejemplo, los
nubarrones de la guerra y el silencio que cunde antes de las batallas; los
centinelas henchidos de patria, que se convierten en muralla contra el enemigo
y se hacen familia, unidos por la canción que los alienta; el paisaje se pinta
frío, denso y oscuro, en el momento en que el enemigo cruza la frontera,
mientras es descubierto por los espías; los tanques vuelan, como el viento, a
dar la batalla final, que doblega al invasor.
Debo consignar, que la canción rusa tiene una temática
bastante extensa, que va desde las canciones de cuna, pasa por las de la
juventud, las de la edad madura y la vejez. Un buen tramo lo ocupan las canciones
patrióticas, que se iniciaron con las de la guerra civil (1918-1923) y fueron
especialmente profusas durante la “Guerra
Patria”. En ambos casos este género
de canción fue poderoso medio de defensa de valores inalienables, como su
propio territorio y el socialismo que en él se desarrollaba, con el apoyo
incondicional de obreros, campesinos, soldados y el proletariado en
general.
En la vida de los rusos corrientes, no pueden faltar las
canciones de amor, en todas sus manifestaciones, a la madre del soldado, a la
mujer trabajadora; las dedicadas al paisaje, al trabajo, a los paseos, al
descanso; las canciones jocosas, críticas, carcelarias, fúnebres y, un largo
etcétera, de cantos populares, que acompañan a la gente en las diferentes
actividades de la vida. Las canciones
internacionalistas y dedicadas a la paz mundial, están en todos los cancioneros
que se editan, como las demás, en generosos tirajes. Colecciones de canciones, exigentemente,
transcritas y redactadas, con frecuencia, vienen acompañadas de sus partituras
y también de discos. La canción, ocupa
un lugar importante en la vida de los ciudadanos y hay que remarcar que la
mayor parte de obras, están hechas por poetas y músicos consagrados, quienes, a
menudo, conservan entre sí una enriquecedora y plausible amistad. Poetas como Fiódor Tiútchev y Alexánder Púshkin,
han sido musicalizados en diverso tiempo, lo mismo que Evgueni Evtushenko, uno
de los poetas más populares del siglo XX, fallecido en 2017.
La canción “Los tres
tanquistas”, es uno de los cantos que más conmueve a los rusos y que
entonan con mucho patriotismo el nueve de mayo, fecha en que celebran el “Día de la Victoria”. No en vano, uno de
sus intérpretes, fue el afamado cantante Dmitri Hvorostovski, fallecido en el
2017. Otros intérpretes famosos de la
canción patriótica rusa, son: Mark Bernés, Muslim Magomáiev y Yuri Guliáilev,
también ya fallecidos.
Entre los compositores más afamados del género patriótico,
podemos citar a Eduard Kolmanovski, Aleksandr Aleksándrov, Vasili Soloviov-Sedói,
Matvéi Blánter, David Tukhmánov, Dmitri y Daniil Pokráss y Aleksandra Pákhmutova. Entre los poetas del mismo género, recordamos
a Vladimir Kharitonov, Mijaíl Matusovski, Serguei Mijalkov, Borís Láskin y
Robert Rozhdestvensky.
Aunque la
canción patriótica rusa floreció durante la segunda guerra mundial y la
postguerra, todavía la entonan las nuevas generaciones, quienes la cantan en
los actos solemnes, que se llevan a cabo el nueve de mayo, al lado de los
veteranos de guerra, que son sus abuelos y bisabuelos. Varios de los poetas, compositores y
cantantes, se compenetran tanto con la temática de la “Guerra Patria”, que da la impresión, de que hubieran participado
en ella. Tal es el caso del poeta Robert
Rozhdestvensky en su canción “Por aquel
muchacho”, en cuyos versos se dice: “No
sé qué le pasa a mi memoria/ que recuerdo hasta lo que no me ha pasado”, que
es justamente, el sentimiento fiel de los padecimientos de la guerra, contados
por sus mayores.
La canción rusa, ha tenido influencia en el mundo y, muy
particularmente, en América Latina. Por
ejemplo la marcha “Por montañas y
praderas”, de Piotr Parfiónov, sobre la guerra civil rusa, fue traducida y grabada
por el conjunto chileno Quilapayún en los años 70.
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