NACÍ EN UNA SABANA
Por:
Eduardo Rosero Pantoja
Nací en
una sabana
rodeada
de altas montañas,
tupidos
bosques nativos,
con
bejucos y marañas.
De
niño conocí al lobo,
vi a
la zorra y al venado,
lo
tuve todo a la vista,
nada
me estuvo vedado.
Hijo
de padres libres,
sin
gritos ni reprensiones,
nunca
obligado a rezos,
ni a
retener oraciones.
Aprendí
la palabra clara
y a
tener mirada altiva,
a
conversar con los viejos
y a
respetar a las niñas.
La
mejor de las enseñanzas:
la
que me diera mi padre:
vivir
del trabajo honrado
y levantarse
temprano.
La
mejor caricia que tuve:
la
que mi madre me diera,
restándole
unos minutos
a su
extenuante faena.
Sonrisa
mejor que he visto:
la
que mi abuela esbozara,
cuando
repetía yo los cuentos,
que
ella alegre me contaba.
El
calor de mis hermanos
lo
conservo en toda senda,
cuando
me muero de frío
y no
tengo otra prenda.
Recuerdo
mi patria chica
con cariño
verdadero,
por haberme
cobijado
con su
cielo sabanero.
Azul
desde muy temprano
el
Chaitán en flanco izquierdo,
más arriba
está el Cumbal
y el
Chiles, cumbre de nieves.
*****
Comentarios
Publicar un comentario