LOS MUSGOS (Versos)

Por: Eduardo Rosero Pantoja

A Fernando Santacruz,
por recordarme las barbas de los otobos de Popayán

Los musgos de los árboles,
cual barbas de los viejos,
denuncian muchos años,
de vida y sufrimiento.

Infunden gran respeto,
su calor y presencia;
la gente educada,
les rinde reverencia.

Respeto infinito,
por esos musgos largos,
les profeso de niño
y a través de mis años.

Especie de cortinas,
de los inquietos pájaros,
son esos musgos grises,
de los añosos árboles.

A medio sol o sombra,
de humedad en parajes,
crecen los bellos musgos,
donde anidan las aves.

Las barbas de ceibales,
las mece el fresco viento,
no podrán arrancarlas,
los fuertes vendavales.

Por los viejos caminos
y orillas de los ríos,
los árboles y musgos,
se protegen del frío.

Es el abrazo amigo,
que propician los árboles,
al recibir los musgos,
que llegan a adornarlos.

Y a protegerlos llegan,
del viento y de la lluvia,
del calor y del frío,
bajo el sol y la luna.

Parásitos no son,
esos musgos larguísimos,
son hermanos del árbol,
son su abrazo santísimo.
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