CARTA A LA MADRE
Poesía de Serguéi Esénin
Traducción de Eduardo Rosero Pantoja
Te pregunto si vives
mi viejita,
si es así, yo brindo
a tu salud;
deja caiga sobre tu
casita
de la tarde
arrobadora luz.
Yo se bien que
ocultas una pena,
que entristeces
mucho y es por mí,
que a menudo sales a
la senda,
con un traje viejo,
ralo y gris.
Imaginas que una
noche oscura,
como en sueños te
parece ver,
de taberna, en fiera
trifulca,
me han clavado un
cuchillo finés.
No te inquietes, mi
vida, cobra calma,
esto tan sólo es una
visión,
yo no soy, pues, un
beodo sin alma
de morir sin ver tu
bendición.
Como antes guardo la
ternura
y mi sueño pronto es
retornar,
con nostalgia
trocada en bravura,
penetrar en nuestro
humilde hogar.
Volveré allá cuando
florezca
la primavera en
nuestro jardín
más te pido que
cuando amanezca
no interrumpas mi
sueño feliz.
No remuevas el viejo
pasado
por aquello que no
pudo ser
son tan grandes el
vacío y cansancio
que en la vida debí
padecer.
Si a rezar me
invitas, no hace falta,
al pasado vuelta no
ha de haber,
sólo tú me puedes
brindar calma,
eres luz de infinito
poder.
Y te invito a dejar
tu inmensa pena,
no quiero que sufras
ya por mí,
y no salgas tanto a la vera,
en tu viejo y ralo
traje gris.
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