EL CONDE MOSQUERA Y FIGUEROA (SON)
Letra y música: Eduardo Rosero Pantoja
Al personaje típico de Popayán
Por todo el centro de Popayán
va el Conde, solo, sin gran afán.
Él es Mosquera y Figueroa
un personaje digno de loa.
Es este conde un hombre sencillo,
seco, enjuto y delgadillo.
Es un Quijote, en su quimera,
de ser el noble de nuestra era.
Fue hombre corriente, de jovencito,
pero le crearon muy pronto el mito.
Con propiedad, asumió el reto
de hacer de conde, de conde neto.
Es un buen tipo, de fama en alza,
que se ha prestado a tamaña farsa.
Que se concreta en lo estrafalario
de volver nobles a proletarios.
Y Mosquerita cayó en la trampa
de lenguaraces de este “condado”.
Que con gran s o r n a lo declararon
“Conde Mosquera” y celebraron.
Desde ese entonces funciona el Conde,
un personaje de otro Macondo.
Que contribuye a la picaresca
contando historias que nos refrescan.
En otro tiempo tuvo hasta novia
que bien recuerda, mas no lo agobia.
También fue empleado del Alma Máter,
pero muy pronto puesto en la calle.
Alguien diría que él no come
y que descansa bajo un aromo.
Pero a él le brindan modesta ayuda,
cierto dinero y alguna muda.
Hace unos años cobra pensión
que le dejara el progenitor.
Invita a veces a sus amigos
a un café con panecillos.
Y tiene el Conde un gran palique
con voces viejas de tiempos ricos:
“Unos bastardos”, “dama y doncella”,
“de gran alcurnia”, “blanquita ella”.
Y lo han filmado y entrevistado,
está en relatos el condenado.
Sólo una vez se le vio inmundo
día en que estuvo muy iracundo.
Cuando alguien, justo, le hizo el reclamo
de estar capando el diario baño.
Y aquí termina esta memoria
de este buen conde que ha hecho historia.
*****
Al personaje típico de Popayán
Por todo el centro de Popayán
va el Conde, solo, sin gran afán.
Él es Mosquera y Figueroa
un personaje digno de loa.
Es este conde un hombre sencillo,
seco, enjuto y delgadillo.
Es un Quijote, en su quimera,
de ser el noble de nuestra era.
Fue hombre corriente, de jovencito,
pero le crearon muy pronto el mito.
Con propiedad, asumió el reto
de hacer de conde, de conde neto.
Es un buen tipo, de fama en alza,
que se ha prestado a tamaña farsa.
Que se concreta en lo estrafalario
de volver nobles a proletarios.
Y Mosquerita cayó en la trampa
de lenguaraces de este “condado”.
Que con gran s o r n a lo declararon
“Conde Mosquera” y celebraron.
Desde ese entonces funciona el Conde,
un personaje de otro Macondo.
Que contribuye a la picaresca
contando historias que nos refrescan.
En otro tiempo tuvo hasta novia
que bien recuerda, mas no lo agobia.
También fue empleado del Alma Máter,
pero muy pronto puesto en la calle.
Alguien diría que él no come
y que descansa bajo un aromo.
Pero a él le brindan modesta ayuda,
cierto dinero y alguna muda.
Hace unos años cobra pensión
que le dejara el progenitor.
Invita a veces a sus amigos
a un café con panecillos.
Y tiene el Conde un gran palique
con voces viejas de tiempos ricos:
“Unos bastardos”, “dama y doncella”,
“de gran alcurnia”, “blanquita ella”.
Y lo han filmado y entrevistado,
está en relatos el condenado.
Sólo una vez se le vio inmundo
día en que estuvo muy iracundo.
Cuando alguien, justo, le hizo el reclamo
de estar capando el diario baño.
Y aquí termina esta memoria
de este buen conde que ha hecho historia.
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