BÁMBARABANDA DE PASTO ¡CARAJO!
Por: Eduardo Rosero Pantoja
Anoche, viernes 29 de julio, tuve la oportunidad de asistir con mi hija a una rumba de verdad, en la fría, pero optimista capital colombiana, Bogotá, tierra de mis amores y mis canciones. Se presentaba el robusto conjunto pastuso Bámbarabanda, que vive actualmente su undécimo año de existencia. Una verdadera sorpresa para mí, pero no para el público bogotano que lo ha visto actuar desde 2009 en el certamen nacional y continental de Rock al Parque. Yo se trata de una banda más que toca música moderna, sino de un grupo que despliega teatralidad de movimientos, muestra las galas del atuendo, proyecta imágenes audiovisuales a través del video beam, con un lenguaje poético, plástico, circense, irreverente, como lo es todo lo pastuso a través de la historia: con la inteligencia del chiste -y con un poco de excepticismo- el habitante nariñense sabe paliar lo duro de la vida para seguir adelante y no desfallecer.
Al principio no fue fácil para éste -dos veces treintagenario caballero- meterse en un concierto de jóvenes -universitarios en su mayoría- a escuchar a unos paisanos que según se anunciaba “tocan música moderna”. Pero qué sorpresa que esa música viene fundida con todo lo vernáculo y regional como es el sanjuanito, el sonsureño, el huayno, los tinkus, pasillos y bambucos, de la mano de ritmos universales como el vals, el tango, la polka, el rock, el punk, el funk y hasta la música gitana y serbia. Realmente que sí es lo que anuncian en su publicidad: Rock Fusión de los Andes. Jóvenes (de uno y otro sexo), que no pierden ni por un instante el sabor sureño aunque se mezcle con todo los aires del mundo. No menos importante es la instrumentación, nada convencional para la música moderna -a la que estamos acostumbrados- donde predominan las guitarras eléctricas y la batería. Pues con Bámbarabanda tenemos un calidoscopio de instrumentos que incluye: guitarras, batería, bajo, acordeón, violines, flautas, panderetas, tambores, maracas y varios instrumentos más que tocan estos polifacéticos músicos.
Pero ellos además recitan, animan, gritan, se contorsionan, se comunican por todos los medios en el escenario. Solicitan que el público se abrace. Tienen enorme simpatía, la misma que se siente desde el comienzo del espectáculo y se mantiene hasta el final. No es fácil arrancar aplausos al habitante de la sabana fría: pero las palmas de las manos no se hacían esperar cada vez que el conjunto terminaba un segmento. Bámbarabanda irradia amistad, confianza. Su música es contagiosa, vigorosa y tiene sabor universal, sin perder el local. Para mí que estas son las agrupaciones que se impondrán en el presente y el futuro, porque no nos podemos quedar sólo bailando guaneñas en el sur y cumbias en el norte, porque entonces nadie nos va entender ese lenguaje, que por fuerza de la historia se quedará aislado. Pero, de otro lado, la lengua del futuro ya no será una sola (el inglés) sino todas las que quieran salir a concursar en la palestra mundial, porque todas merecen respeto y hasta veneración. En Colombia, tienen que jugar su papel no sólo el castellano, sino las 65 lenguas indígenas que se hablan en Colombia. Mezclada o fusionada esta toda esta semántica con la semiótica de más de una veintena de ritmos que tiene nuestra nación y que están vigentes en nuestros litorales, sabanas, montañas y hasta en los páramos que todos los días paren flores moradas, rojas, azules, amarillas y blancas.
Bámbarabamba es un conjunto moderno que está llamado a ser el más importante de la nación sureña y, colombiana, si ellos se lo proponen. Ayer quedé convencido de que son capaces de contagiar al baile, al más reacio de los mortales, como lo es el suscrito. Estoy seguro que si van a Roma pondrán a danzar al rígido papa teutónico y, si se aparecen por Rusia, harán dar volteretas al inconmovible Pútin. Su música es de gusto universal y es su deber seguir fortaleciéndose y perfeccionándose en esa tendencia. Para eso hace falta utilizar todo el cerebro y los pálpitos del corazón. Me imagino que Bámbarabanda tiene una dirección colegiada capaz de concertar con todos los pareceres de sus músicos y artistas, acompañados de diseñadores, teatreros y representantes comerciales, entre otros participantes de esta joven empresa cultural. Ya han grabado importantes álbumes y su actuación ha sido tomada en cuenta por entidades importantes como el Museo Nacional para la celebración del Centenario del Grito de Independencia de Colombia. No me puedo yo imaginar la apretada agenda de presentaciones que tengan que desplegar para este año y venideros.
No podemos menos que desearles -a estos jóvenes músicos- un porvenir esplendoroso para que mantengan la chispa de la canción y de la danza no sólo en Pasto y poblaciones calentanas de Nariño, como Tumaco, Barbacoas, Samaniego, Sandoná o la Unión, sino en la sabana de Túquerres y en la población de Cumbal, nuestro Tíbet colombiano. Y que estén presentes no sólo en el Carnaval de Pasto, sino en el de Barranquilla, en las Fiestas del San Juan y el San Pedro del Tolima y Huila, en las celebraciones de los llaneros, en las conmemoraciones patrias de Bogotá y en todas las ciudades de Colombia, especialmente en sus universidades, donde se puede apreciar mejor su alta calidad. A estas alturas es justo que a Bámbarabanda la conozca toda Colombia porque es un conjunto contemporáneo, versátil, optimista, decente -por demás- muy pastuso y muy colombiano. Con Bámbarabanda: ¡Qué viva Pasto, Carajo! ¡Y Colombia entera! ¡Y que vuelvan a Boogaloop!
Profe no sabia que tenia un blog!... Me alegra mucho seguirlo. Dios le bendiga!
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