ALGO DE LA HISTORIA DE UCRANIA (Artículo)


Por: Eduardo Rosero Pantoja


No es fácil hablar de Ucrania, con solvencia, en medio de tanto ucraniólogo que ha surgido por

todas partes. En su territorio, los ucranianos raizales, han convivido por siglos, con rusos, judíos,

tártaros, polacos, bielorrusos y otras etnias, sin dejar de ser eslavos y hermanos entrañables de los

primeros. Desde la época de los zares, ciudades como Odesa, Kíev, Khárkhov, Dnepopetróvsk y

otras, han tenido la mayor concentración de judíos. El zarismo, oportuno es decirlo, oprimió y

persiguió a los judíos de la manera más cruel, organizando exterminios, llamados pogrom,

principalmente en la primera ciudad nombrada. Estas persecuciones tuvieron que ver con

deportaciones, que desde aquella ciudad, se hacía en trenes que llevaban mujeres judías, desde

Odesa hasta Moscú y San Petesburgo, abocándolas a la ignominia y desventura. Varios decretos

zaristas (ukazes) persiguieron la lengua ucraniana, privando a ese pueblo de la posibilidad de

comunicarse y de fortalecer su cultura. A dos meses de la Revolución de Octubre, Ucrania entra a

formar parte de la Unión Soviética, con plenos derechos para desarrollarse como país y como

nación. La lengua ucraniana empezó a enseñarse sin restricciones en la nueva república.

La historia de Ucrania, desde que existe para la historiografía Occidental, es un cúmulo de

mentiras. Lo que vemos y oímos en los medios de información, es apenas una brizna de la gigante

pirámide de falsedades, que se escriben, se dicen y se proyectan en imágenes. La invasión

hitleriana de 1941 a la Unión Soviética, también tocó a Ucrania, donde las tropas nazis, iban por

los recursos naturales, como el carbón y el hierro de la cuenca del Donbás, y por los copiosos

cereales de ese país. Pero, también, abochornó a Ucrania, porque varios de sus ciudadanos se

convirtieron en colaboradores del nazismo y, en no pocas oportunidades, los jerarcas hitlerianos,

sedujeron a las hermosas mujeres ucranianas, para poderles sacar los secretos de sus maridos

combatientes en los frentes de guerra occidentales, con el fin tomar contra ellos las más terribles

represalias. Hombro con hombro, los soldados ucranianos lucharon con los rusos y otras

nacionalidades de la Unión Soviética, por liberarla del nazismo. Fue el mariscal Semión

Timoshenko, de origen ucraniano, uno de los militares más importantes en la victoria de la Unión

Soviética sobre el nazismo. Participó en las batallas de Stalingrado y Leningrado.

El periodo soviético de Ucrania, fue de enorme desarrollo agrícola, industrial, minero, cultural,

tecnológico y científico. Imposible encontrar un campo de estas actividades, donde los ucranianos

no hayan alcanzado las más altas cotas de progreso. Hacia los años ochenta, Ucrania graduaba la

mayor cantidad de ingenieros de toda Europa y sus especialistas ocupaban los más altos cargos,

tanto en el gobierno central, como en sus entidades productivas. Muchos tractores, camiones y

automóviles producidos en Ucrania, rodaron por las carreteras de las 15 repúblicas soviéticas, lo

mismo que maquinarias y equipos de producción ucraniana, se conocieron allí y en el exterior. La

energía nuclear tuvo enormes avances en Ucrania y llegó a ser una de las fuentes principales para

el suministro de energía, tanto para el autoabastecimiento, como para el cubrir las necesidades de

otras repúblicas.


La Ucrania contemporánea, empezó en 1991, con la disolución de la Unión Soviética, pero, el

embrión del nuevo Estado, de corte nacionalista, se formó en los años de la perestroika. Desde esa

época, los partidarios del extremista Stepán Bandera, ya decían: “Dejemos de alimentar a Moscú”,

en el supuesto de que los ucranianos le entregaban todo el trigo y los demás cereales a los rusos. Y

y decían: “Si nos separamos de los rusos, vamos a vivir en el nivel de vida de los franceses o

ingleses”. Bueno es recordar, que en esos años de la perestroika hubo un referendo, en el que la

mayor parte de los ucranianos votaron por continuar con la adhesión a la Unión Soviética. Dos

años después, cuando caló la propaganda antirrusa, ya votaron en contra de esa adhesión, o sea

que hubo un referendo separatista, en donde ganaron los nacionalistas. A partir de 1992, la

economía de Ucrania decayó en dos tercios y los ríos de leche y miel que les habían prometido los

partidarios de Bandera, no llegaron nunca.

En su soberbia, los ucranianos se consideraron más europeos que los mismos polacos, a pesar de

su origen eslavo, con fuerte mezcla judía. Hay que decir, que en el periodo de Gorbachov (1985-

1991), los ucranianos y todos los soviéticos la pasaron mal, remal. En ese entonces se echaron la

mentira de que como europeos, la iban a pasar muy bien. Soñaban encontrarse con un Occidente

rico, limpio y confortable, pero éste, a lo largo de casi tres décadas, no ha hecho más que decirles

a los ucranianos, que ellos, nunca, serán miembros de la Comunidad Europea, dictamen extendido

a otras repúblicas ex-soviéticas, debido a que tienen otra cultura y tradiciones y son,

fundamentalmente, eslavas o musulmanas. Aducían los ucranianos nacionalistas, que ellos eran

capaces de inundar a Europa con sus productos del agro y la industria, pero no tuvieron en cuenta,

que el mercado europeo está regulado por el sistema de cuotas y no hay una opción abierta, para

vender sin medida. Conclusión: los europeos no son hermanos de los ucranianos. Prueba de ello,

es que no tuvieron la menor intención de defenderlos militarmente, a pesar de los gritos de guerra

de la OTAN contra los rusos, desde que ésta se fundó en 1948.

La desmilitarización de Ucrania, de la que habla el presidente Putin, parece que se ha cumplido en

lo fundamental, destruyendo más de 4.000 objetivos militares, como son aeródromos, arsenales,

sitios estratégicos y equipos de guerra. Lo de la desnazificación, tendrá que ver con la

rehabilitación de los territorios liberados, asunto que no se cumple únicamente con la destrucción

de las cruces gamadas, sino, con la reeducación de la gente, que en décadas de ultranacionalismo,

ha trocado todos los valores que tuvo Ucrania como constructora del socialismo y defensora de su

legado. No menos importante es la reconstrucción de la memoria histórica de los luchadores

ucranianos, que ofrendaron su vida durante la Guerra Patria, en contra del nazismo, junto a

millones de compatriotas que perecieron defendiendo esa noble y justa causa.

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