ASÍ ERA NUESTRO CHANCACA (Bambuco fiestero)


Letra y música: Eduardo Rosero Pantoja
Al  flautista payanés, Olmedo Vidal, in memoriam

Así era nuestro Chancaca
ese hombre de piel morena,
el más sencillo del Cauca
y de artista pura vena.

Su flauta siempre sonaba
con alegre y dulce queja,
la Plaza siempre colmaba,
como cuando había retreta.

Y la gente estaba atenta
conteniendo hasta el respiro
parecía estar presente
en concierto de algún divo.

La sangre se alborotaba
y la pena iba al olvido
en tanto el licor llegaba
a los labios de Chancaca
que hacía rato lo esperaba.


Proscenio del buen Chancaca,
Popayán entre sus calles,
su cama fue a piso raso
bajo un puente de ladrillo,
Puente del Humilladero.

Y cuando murió el flautero
pomposo fue el homenaje,
después que en vida no tuvo,
afecto, pan,  ni hospedaje.

En las noches decembrinas
el recuerdo de Chancaca
pasará por la memoria
con su flauta ya callada.

Como símbolo perenne
del talento malogrado
que hoy deambula por las calles
con más suerte que Chancaca
aunque es pobre de acabado.
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