UN SALTO AL VACÍO
Por: Eduardo Rosero Pantoja
Habiéndose cumplido este siete de agosto de 2024, los primeros dos años de gobierno del Presidente Gustavo Petro, no queda más que pensar, en que a partir de esta fecha, todo lo que viene es descenso y no hay tiempo que perder.
Mientras las derechas no duermen, ni de día ni de noche, urdiendo planes para ponerle palos en la rueda a esta administración, cuando no, haciendo planes macabros de golpe de Estado y asesinato del gobernante, las izquierdas andan dormidas en su nebulosa política y sin ponerse de acuerdo, en sus líneas principales, para darle continuidad al primer mandato del cambio. Ni qué hablar, de un candidato definido, que llene las expectativas del pueblo colombiano, que en 2022 votó por las profundas transformaciones sociales y políticas de Colombia.
Hace unos años, le comentaba a una senadora de La Unión Patriótica, mi percepción, de que su partido se preocupaba por los votos, en vísperas de las elecciones, a lo cual ella me respondió, que las diarias ocupaciones, en el Congreso, no le permitían estar haciendo trabajo político en los barrios y las regiones de Colombia. Todo parece indicar, que esa situación de inoperancia política, ha seguido hasta nuestros días, en las filas de la izquierda y no se ve, por ningún lado, la creación de escuelas de formación política, económica y de ejercicio electoral.
Daba grima ver, hace ya más de dos años, las flamantes oficinas del Pacto Histórico, en las capitales de los departamentos, en donde los empleados, no respondían a los requerimientos de la gente que hasta allí se acercaba. Nadie sabía del programa, ni de las perspectivas de gobierno, ni siquiera, podían brindar el correo electrónico de contacto con las directivas, para poderles hacer comedidas sugerencias. Distraídos con sus celulares y sus conversaciones personales, casi no atendían al público, que requería de información eficiente y de orientación, de cara a las elecciones presidenciales que se avecinaban.
No hace falta ser un brujo, ni especialista en heurística política, para saber qué va a pasar en las próximas elecciones presidenciales, que no sea un salto al vacío. Todo esfuerzo que hagan los activistas, los organizadores y posibles candidatos, es poco, con relación a la enorme tarea de orientar la voluntad de voto, por un candidato representativo de la izquierda, con las mejores cualidades, de dirigente continuador, del legado del Presidente Petro. Ese candidato, debe estudiar al detalle, los logros y falencias de este mandato, para que pueda seguir encaminando a toda la nación, por la ruta del desarrollo social progresista, por el que ha comenzado a transitar Colombia. No se ve por ninguna parte, el equipo de políticos y funcionarios, que va a reemplazar al Presidente Petro.
Dar marcha atrás, sería una falla inexcusable, que no la perdonarían, nuestros hijos, nietos, ni todas las generaciones por venir. Los doscientos y más años, que han pasado después del siete de agosto de 1919, día de la inauguración de Colombia, por la vía militar, como Estado independiente, han sido poco menos, que un rotundo fracaso para nuestra nación (la gente), que sólo ha visto en este largo periodo, guerras, muerte, desolación, hambre e injusticia sin límites, toda vez, que de las riquezas y los beneficios que da la vida, nada ha quedado, se los han llevado un grupúsculo de logreros, cuyos apellidos se repiten como una seguidilla maldita, en los anales de república.
Es importante no dejar pasar este momento, y no echar en saco roto, el triunfo de las izquierdas colombianas, con la elección de Gustavo Petro, como Presidente de Colombia, quien trajo esperanza a toda una generación de luchadores, de pensadores, libertadores y fundadores de la patria, que pensaron en una nación próspera y soberana. Si no cumplimos con la misión histórica, con la que estamos obligados, seguiremos yendo a la cola de las naciones y atados al carro de los decadentes Estados Unidos y de todo el mundo anglosajón.
Ahora nos vemos abocados a un mundo multipolar, con enormes aspiraciones, que dispone de talento humano, ciencia, tecnología, la riqueza potencial de unos doscientos países y el proyecto inquebrantable, de sacar a la humanidad de la miseria, el atraso, las guerras y el autoaniquilamiento. Que no se nos olvide, que si perdemos esta oportunidad única y feliz, nos espera el reino de mil años del fascismo, un holocausto, donde perecerá, no sólo la izquierda, sino, todo el proyecto de nación que soñaron nuestros libertadores y quienes nos antecedieron.
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