ADIÓS DON RAÚL
Por: Ariadna Rosero Torres
Con dolor me llega la noticia hoy, que falleció don Raúl Carvajal, un amigo muy querido y el padre de uno de esos buenos militares que se negaron a participar en el sangriento crimen de Estado, mal llamado "falsos positivos".
El día que lo conocí en la esquina de la dignidad (como él mismo llamaba a la esquina diagonal al Edificio El Tiempo en Bogotá), me contó su historia y la de su hijo. Él había sido camionero y su hijo fue un soldado campesino que termino atravesado por las balas del Estado por negarse a asesinar jóvenes colombianos para disfrazarlos de guerrilleros y engrosar las cifras del entonces presidente Álvaro Uribe Vélez. Me dijo ese día "por favor ayúdeme a que sepa la verdad o que por lo menos que me maten"; esa frase me pareció dura y desgarradora, pero era cierta; día tras día don Raúl se paraba en esa esquina, con su furgoncito blanco lleno de carteles y fotos del caso de su hijo para que los transeúntes se enteraran.
Como diseñadora que soy, traté de aportar desde la gráfica y le pedí que me relatara los hechos para poder hacer un banner infográfico con los responsables del crimen. A la mañana siguiente imprimí el diseño en gran formato y se lo llevé enrollado con cierto temor a don Raúl, porque en ese momento estaban haciendo muchas requisas en los Transmilenios por donde obligatoriamente teníamos que pasar con mi papá para llegar al centro.
Periódicamente lo llamaba y hasta alcancé a ponerme en contacto con su abogado para ver en qué manera lo podía ayudar, pero este es uno de esos casos de pesadilla kafkiana, donde todo se torna absurdo, hostil y sin salida.
En su momento, don Raúl reunió las pruebas del caso de su hijo y las presentó ante la institucionalidad. Periódicamente cuando iba a visitar a mi papá a Bogotá, le pedía que nos diéramos una vuelta por la esquina de la Dignidad a ver como iba el caso del hijo de don Raul Carvajal en la JEP, pero lastimosamente ese caso nunca prosperó.
Hoy se ha ido don Raúl, pero sobre nuestros hombros reposa la responsabilidad de que las generaciones venideras se enteren que entre 2002 y 2010 nos presidió un verdadero sociópata de apellido Uribe.
Don Raúl, luchó hasta el último día de su vida para que se supiera la verdad sobre las ejecuciones extrajudiciales de Uribe; sin embargo, existe una realidad todavía más desgarradora y es la de La Madres de Soacha, porque a ellas el Ejercicio de Colombia, ni siquiera le devolvió los cuerpos de sus hijos sin vida para que los pudieran enterrar y hacer el duelo.
Yo les propongo hoy, que busquemos una palabra que recoja el sentimiento de los padres cuando pierden a un hijo. Cuando la mujer pierde al marido se le llama viuda, al hijo cuando pierde a los padres se le llama huérfano, pero ¿cómo es posible que no exista una palabra que represente el dolor más fuerte que puede sentir un ser humano como es la muerte de un hijo?. Hasta donde he podido indagar, dicha palabra no existe en español, inglés, francés, ni ruso. Es momento de simbolizar esa figura de ausencia en una sola palabra, para que nos recuerde permanentemente que aquí en Colombia nos faltan varios.
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