A doña Encarnita
Letra y música: Eduardo Rosero Pantoja
A doña Encarnación, la tendera mayor del barrio Caldas, de Popayán
Allí está doña Encarnita,
en la tienda de mi barrio,
despachando a su clientela,
que le compra lo del diario.
Y no le importan sus años,
cercanos a diez decenios,
porque lo tiene muy claro,
que atenderá hasta que muera.
Puede fiar toda la tienda,
porque cree en el vecindario,
que le paga muy cumplido,
cuando recibe el salario.
A comienzos del milenio,
la vida se puso dura,
pero fue doña Encarnita,
quien salvó a varias criaturas.
Las duras y las maduras,
pasamos en esos tiempos,
por la enorme carestía,
producto del mal gobierno.
Con su esposo despachaba,
a lomo del siglo veinte,
pero él se fue adelante
y ahora expende desde el cielo.
Cuando paso por el frente,
de la tienda de esta anciana,
yo rememoro a mi abuela,
con su altivez soberana.
Pero al servicio del prójimo,
indio, mestizo o mulato,
dando sus fuerzas al tope,
cual verdadero cristiano.
Tengo nostalgia del tiempo,
cuando la vida era bella,
aún era amable la esquina,
con su infaltable tendera.
Doña Encarnita está viva
y lo festejo en el alma,
le mando un fuerte saludo
y de mi huerto, una planta.
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