ME DUELE Y ME PREOCUPA


Por: Eduardo Rosero Pantoja

Me duele ver a los campesinos
cubiertos de andrajos,
con ropa de segunda,
de tercera y,  hasta de cuarta,
como única concesión,
de la ciudad al campo,
sin que se trate de un regalo,
sino de otro de sus negocios.

Me preocupa que la gente hable tanto
de la reproducción ampliada de la sociedad
e, incluso, se pronuncie en contra de ella,
al tiempo que se reproduce,
orondamente, cualquier  noche,
teniendo como ruido de fondo la televisión,
con la complacencia del gobierno y las iglesias.

Sin duda, que este mundo sería mejor
 si no tuviera  tantos habitantes
viviendo indignamente,
hacinados en las ciudades
e injustamente  marginados.
Ni qué decir tiene,  que  se vivía
con más dignidad al comienzo de los tiempos,
donde la gente disfrutaba de todo el espacio,
disponía de todo el tiempo del mundo,
estaba en medio de la Naturaleza,
aunque no disfrutaba de comodidades.

Me preocupan los graznidos de Gorgonio,
el patán que pisoteó a nuestra nación,
impuesto por los potentados de Colombia,
como mayordomo y tirano,
para que los pobres sean muchos más, y más pobres,
y los ricos, muchos menos, y más ricos.

Me duelen tantos muertos
que ha puesto el pueblo colombiano,
especialmente, su margen izquierda,
en un verdadero martirologio
que supera, con mucho,
el sufrido por los primeros cristianos
por la tortura y las desapariciones,  los descuartizamientos,
las decapitaciones y los motoaserramientos.

Me preocupa que las conversaciones de paz
se hagan lejos del país, de espaldas al pueblo,
y  teniendo, como única defensa,
la voz de unos montunos rebeldes
quienes  se enfrentan a todo el aparato maquinador
y  energúmeno de la burguesía colombiana,
la misma que les torcerá el cuello,
citándoles las leyes de una república corrompida
y de un Estado injusto y anti-democrático,
concebido en las alturas del poder financiero, industrial,
latifundista y clerical. Ése que busca, desesperado,
 el milagro de que haya paz, para que todo siga igual,
sin justicia social, sin  equidad y sin derecho a reclamo.

Y por último, me preocupa qué irá a hacer el gobierno
con el más de un millón de efectivos militares
que ya no necesitará por haber desaparecido el enemigo,
como por encanto, aunque no las causas del conflicto.
Dichos efectivos tendrán que recibir rehabilitación educativa,
para ser útiles a sí mismos y a su sociedad que tanto dicen amar,
porque fue inherente a su preparación el  matar, minar, ametrallar,
bombardear, secuestrar, torturar, desaparecer, falsificar y mentir.                                                               
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