LA LENGUA RUSA CONTEMPORÁNEA
Por: Eduardo Rosero Pantoja
La lengua rusa contemporánea es una unidad lingüística y geopolítica, desde hace un siglo, a partir
de la Revolución de Octubre, pasando por la segunda guerra mundial, la guerra fría y el
postsocialismo. Durante el siglo XX, el ruso se popularizó y difundió por todo el mundo y ha tenido
que ver con la política, la economía, la divulgación de la cultura, el deporte, el arte, la ciencia y la
tecnología.
Ahora que Rusia tiene la sede del Campeonato mundial de fútbol, el idioma de Púshkin adquiere
un nuevo impulso en diversos países del orbe. Particularmente en Colombia, de cara a este
campeonato, el ruso se enseña en diversos centros educativos de Bogotá, como la Universidad
Nacional, la Universidad de los Andes, la Universidad Santo Tomás de Aquino y el Instituto Cultural
León Tolstoi, amén de otras ciudades.
El repunte del idioma ruso, va de la mano con el fortalecimiento actual de la Federación Rusa,
como potencia militar, económica, cultural y deportiva. Con la disolución de la Unión Soviética en
1991, el idioma ruso, perdió bastante popularidad dentro de los límites de ese país y también
fuera de él. Eso se debió al reordenamiento político y cultural de las 15 repúblicas separadas y al
debilitamiento político y económico de Rusia, ocurrido en los años inmediatamente posteriores a
esa disolución.
El hecho histórico de que los ilustradores bizantinos, Cirilo y Metodio, hubieran llevado su alfabeto
a Rusia y los mismos nacionales lo hubieran adoptado y difundido, se convirtió en clara impronta
lingüística y cultural de ese país, que se extiende ya, por más de un milenio. Independientemente
de que el alfabeto cirílico lo hayan adoptado más de veinte lenguas de diferente estructura
lingüística y procedencia cultural, el idioma ruso, como elemento inherente e irreductible de la
nación rusa, se convierte, en verdadero e irremplazable símbolo de identidad.
Los dirigentes de la Revolución Rusa, de 1917, fueron perfectamente conscientes del papel que
desempeñaría el idioma ruso, en la difusión ideológica de los principios políticos y económicos del
sistema que querían introducir y desarrollar. La Revolución Cultural, que se aprobó e introdujo,
casi inmediatamente, puso la enseñanza de la lengua, a la vanguardia del conocimiento, debido al
sabio consejo de los académicos de que, ningún avance social es posible, si no se domina, a
cabalidad la lengua, instrumento, por excelencia, del pensamiento, la nominación y de la
comunicación.
En el camino de volver la escritura de la lengua rusa, más expedita y eficiente, hacia 1918, por
orden del gobierno central, los más eminentes gramáticos rusos, propusieron y llevaron a cabo
una reforma que fue definitiva y cuya contundencia fue aceptada por la inmensa mayoría de los
especialistas de Rusia y del exterior. De todas maneras, hubo resistencia de algunos intelectuales a
las reformas introducidas, por considerarlas una plebeyización del idioma. Esa reforma consistía,
fundamentalmente, en quitar algunas grafías del anterior alfabeto, por ejemplo, la i latina.
También se quitaron ciertos rasgos que se consideraron sobrantes.
La i latina, pasó a ser la и y también a usarse con una tilde adicional, para escribir sílabas iotizadas,
como en la palabra Йopk (York). El signo duro ъ de la palabra міръ (/mir/ "mundo"), dejó de escribirse por considerarse un sobrante innecesario. En la actualidad, no deja de ser curioso, que /mir/ signifique “mundo” y “paz”, hecho lingüístico, sin precedentes, en la historia de las lenguas, como una alusión y referencia a una edad antigua ideal, donde mundo y paz eran sinónimos
absolutos.
El alfabeto cirílico, por ser fonemático, a cada unidad mínima distintiva (fonema), le corresponde
una grafía (letra), en forma unívoca. Esta característica lo acerca a los requisitos del alfabeto ideal,
donde se logra, en la práctica, la transcripción fonológica de las realidades lingüísticas, tal como
ocurría con el idioma griego antiguo. Sin duda, esta circunstancia hizo que la Unesco, hace unas
décadas, recomendara el uso del alfabeto cirílico para la escritura de lenguas ágrafas de cualquier
parte del mundo. Sobra decir que este alfabeto, con los signos diacríticos apropiados, sirve para
escribir cualquier tipo de lenguas, por lo menos como ejercicio académico.
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